jueves, 3 de febrero de 2022

LUISA DELFINO, te está escuchando


Ella es periodista, escritora y presentadora de televisión. Una gran trayectoria la acompaña. Ahora en radio Rivadavia AM630 comienza con su programa "Te escucho" que pasó por varias emisoras. Este programa salió al aire en 1991. Pronto celebrará 30 años al aire. Y en la medianoche del 5 de Febrero próximo saldrá nuevamente al aire.


--Vas a estar en la radio muy pronto: Radio Rivadavia AM630. Con tu programa "Te escucho". Contame por favor como nació este programa hace ya casi 30 años. ¿No?

En realidad fue una mezcla de azar, porque me convocaron para hacer un programa, y decisión. Porque cuando me convocaron en Radio Continental para hacer un programa con oyentes, más enfocado a me parece, a la situación de sentimientos, de enamoramientos, una especie de consultorio sentimental y como a mí me había pasado un episodio dos años antes de depresión, fobias y ataques de pánico, le pedí hacer el programa "Te escucho" que ya lo había registrado al nombre, y que la idea fuera que cada persona volcara en esa conversación lo que quisiera. 

Así que fue la convocatoria, fue más que nada azar. Y realmente yo quería hacer ese programa. Sentía que nadie escuchaba a nadie, que todos estaban listos para decir lo suyo, y no para escuchar lo que el otro tenía para decir, cosa que no ha cambiado mucho.


--Fuiste maestra rural. ¿Cómo fue esa experiencia? Sé que era muy difícil en otros tiempos ser maestra en esos lugares tan desolados. 

Fui maestra rural a los 18, 19 años. Y te digo que fue uno de los momentos más felices de mi vida, sino el más feliz en esencia. Porque en general cuando uno plantea momentos felices están vinculados a otras personas, o a momentos que tienen que ver con situaciones. No sé, enamorarte de alguien, tener un hijo, recibir un reconociminto por algo, tiene que ver con lo de afuera. En cambio cuando fui maestra rural que fue muy difícil, muy complicado, porque no nos habían preparado para los chicos en ese momento, los chicos tenían muchas carencias, muchas dificultades, eran niños especiales y nosotros salíamos preparadas para afrontar chicos de ciudades por lo menos en Gualeguaychú, Entre Ríos que fue donde yo estudié. 

Así que te digo que fue la alegría en esencia. Levantarte a la mañana, no había luz, no había gas, no había nada. Y escuchar el sonido del campo, salir a caminar, tener un grado, muchos chicos, y con muchas dificultades. Y los chicos eran muchos hijos de puesteros de la estancia donde yo estaba. Estuve en Gilbert, en Entre Ríos. Y llegábamos al pueblito y después íbamos 15 kms que eran de tierra, en general de barro porque llovía muchísimo en todas la época de otoño y de invierno. Llovía un montón. Pero fue una época fantástica. No había porqué esperar, solamente vivir. 

La gente hoy va a ver una serie, se pone a leer un libro, mira una película, se encuentra con alguien para charlar. Y ahí no. Ahí eras vos y la naturaleza. Y dar clases. Y nada más. Eso provocaba una gran alegría por lo menos en mí, así que era una alegría esencial, que no tenía que ver con lo de afuera. Fue una época maravillosa para mí.


--¿Cómo llegas a trabajar en la radio? 

Es una larga historia, pero te la voy a resumir. Yo trabajaba de prosecretaria en la revista Para Ti. Y en ese momento el río Gualeguaychú se inundaba y mis papás tenían muchas dificultades con eso. Siempre llegaba la inundación a casa. Estábamos a 5 cuadras del río y la única forma para que no se volviera a inundar era dragarlo, sacarle toda la porquería que tenía adentro con una draga que la tenía que suministrar el gobierno, el departamento de Puertos y vías navegables. 

Entonces empecé una cruzada sola, por la draga. Estuve 7 años recorriendo programas de tele, de radio, hablando de eso y contando eso. Y en un momento me tocó ir a Radio Continental. Magdalena Ruiz Guiñazú fue muy amorosa conmigo, me dio la oportunidad de hablar muchas veces en el programa y el gerente, que ya no está en este mundo, Jorge Rodríguez, es un tipo divino, me dijo si quería trabajar en la radio. Y pensé un segundo, y le dije que si quería trabajar. Y a partir de ahí renuncié a Para Ti, y empecé a trabajar en la radio. Y todo eso fue en 1983, a partir de ese año comencé a trabajar en la radio y nunca más paré.


--¿Qué pensas con lo que está sucediendo, con lo que estamos viviendo todos, el mundo entero con la pandemia?

Creo que no es lo mismo el principio de la pandemia con el ahora. Febrero del 2022, al principio había una gran confusión, muchísimo miedo, no sabíamos nada, en realidad nadie sabía nada. Y como siempre en cada situación desesperada empiezan a aparecer las respuestas a través de la gente que estudia, que sabe, aparecieron las 1eras vacunas. Luego se empezó a trabajar en otras y la gente empezó a vacunarse, algunos que no llegaron a vacunarse y eran personas muy grandes y más jóvenes también murieron. En Argentina murió mucha gente, creo que habría podido evitarse eso. Esa es mi opinión. No digo que esto sea así. Creo que en la confusión y todo lo que pasaba murió mucha más gente de la que debía, y ahora actualmente creo que lo que hay es un gran cansancio, un gran hartazgo de seguir con la pandemia, y que muchos creían que iba a durar 6 meses. Pero como dice la oración de la serenidad: Dios dame la fuerza para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Bueno, hay que aceptarlo, ir viviendo, cuidarse mucho, pero no dejar de vivir, no poner en pausa la vida. Salir, andar por la calle, hacer todo lo que uno quiere hacer con mucho cuidado, ponerse las vacunas, ponerse el refuerzo, y también exigir a los que gobiernan que hagan lo que no hacen en el caso de que les pase. 

Y eso me parece, hay mucho cansancio. y si tuviéramos que andar con barbijo 3 años más, para mí ya lo incorporé. Creo que el ser humano se adapta rápidamente a los cambios y a la desesperación. 

Estoy leyendo un libro de Isabel Allende que se llama Violeta, acaba de salir, que arranca con la gripe española. Y lo leo y es lo mismo. Y pensa en el año que pasó eso. Y bueno, aparentemente el libro termina, todavía no lo terminé de leer, en la pandemia actual. Pero a medida que empecé a leer y empecé a descubrir las reacciones y lo que hacía la gente, era una réplica de lo que se hizo acá al comienzo. 


--¿Cuáles son los conflictos personales que más plantean los oyentes cuando hablan a tu programa?

Los conflictos que más plantean los oyentes, tienen que ver me parece con la soledad, con el no poder sostener, sobretodo gente que es más grande se sienten abandonados por los hijos, por los nietos, hay casos excepcionales por supuesto, no. En la mayoría digo.  

Y bueno, hay más casos como había en un principio, casos de alcoholismo, de depresión, de fobia, de ataques de pánico, de gente que no le encuentra sentido a la vida, y que tiene que empezar a buscarlo y que no sabe cómo. Y creo que la cuestión de no encontrarle sentido a la vida es muy complicada. Porque la vida es muy corta. Uno se da cuenta cuando ya es grande que la vida es corta. Entonces cuando más pronto le encontremos sentido y sepamos lo que queremos, y esto no significa quiero estudiar medicina, significa que quiero para mi, que me hace feliz. Qué es lo que me hace vibrar, hacia donde va mi deseo. Bueno, ahí está la respuesta.


--¿Cómo fue trabajar junto a Juan Alberto Badía?

Maravilloso. Un tipo fantástico, un amigo entrañable. Un compañero inolvidable. Beto o Juan Alberto como le decían otros, era, es encantador, daba mucho espacio, cuando trabajamos lo hicimos en radio y en televisión. Pero, una vez que trabajábamos en radio vi que arrancó el programa y se puso a hablar al micrófono 15 o 20 minutos sin ningún papel, sin nada, hablaba al aire. Era como un monólogo inspirador que creaba a medida que lo decía. Y yo pensé: Yo quiero ser como el. Quiero lograr eso que el hace. Porque es tan verdadero. Cuando vos preparas todo con papel y  vas leyendo y tenes una ayuda, y vas armando una charla, está bien. Pero para mi no es lo mismo que estar frente al micrófono y poder hablar, y que lo que decís tenga sentido, tenga profundidad. Y que le sirva al oyente fundamentalmente.


--Cuando te ibas a tu casa luego de hacer tu programa: ¿Cómo hacías para dejar a un lado, para no sufrir, para no llevarte tanta carga emocional por todo lo que te contaban tus oyentes de lo que les sucedía en sus vidas? Debe haber sido difícil. 

Cuando pasó un año, pasaron dos de Te escucho yo comencé a hacer terapia, en realidad ya hacía terapia. Me parece que sirve mucho. No solamente porque tengas algo que resolver específico, sino que sirve para lo cotidiano, para la vida. Y ella me dio la clave como para que no me pasara esta cosa de sentirme abrumada por el dolor. O llegar a casa y no poder sacarme de la cabeza las voces y esas penurias. 

Ella me decía: imaginate que de tu coronilla sale un hilo tenso, un hilo imaginario que se va hacia el universo. En ese hilo imaginario se va todo ese dolor. Vos quedas como una intermediaria por haberla escuchado, o por haberla derivado al psicólogo que después la va a contactar con alguien o le va a dar unas armas para que se maneje y nada de lo que te haya dicho por más doloroso que haya sido, te va a afectar. 

Y lo empecé a ejercitar, el 1er día no salió, el 2do tampoco. Y después el 3ero, el 4to. Y después  fue como algo absolutamente normal. Lo hacía sin darme cuenta. Como aquel que maneja, yo no manejo auto. Y siempre admiro a los que manejan, porque para ellos subirse al auto y manejar es como respirar. En cambio a mi que hice cursos y todo eso, subirme al auto es estar en tensión, mirar para todos lados, bueno, no es natural. 

Esto que hablamos del programa de sentir que se va al universo todo ese dolor, toda esa penumbra, o esa penuria sí es natural para mí. Y a partir de eso así siguió. 


Sus redes sociales son:

-Sitio Web:

http://www.luisateescucha.com 

-instagram:

@delfinoluisaok





Gracias Luisa por aceptar mi entrevista. Suerte en la radio. 

Leticia Teresa Pontoni.

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