lunes, 12 de febrero de 2018

ARIEL GARIS,buscando desafíos



Ariel Garis, es profe de Historia en el Instituto Parroquial Gustavo Martínez Zuviría de Las Varillas en la provincia de Córdoba, Argentina. Ha hecho un cortometraje junto a Guillermo Chabrando llamado ""A través del tiempo" que recibió el premio ATVC en 2017.  
Ama dar clases, pero también firmar sus libros cuando llega la ocasión. Escribe para los niños pero también la historia es algo que le apasiona. Lo conozcamos un poco más.


--¿Qué significa escribir para vos?

Como todos (supongo) el primer impulso que nos lleva a escribir es de origen catártico, aunque no lo sepamos. En la escritura podemos descargar frustraciones, deseos, anhelos, ansias, broncas, lo que sea, un largo etcétera de sentimientos y pasiones. Pero, con el andar del tiempo y ganando un poco de experiencia, la escritura se convierte, porque debe convertirse, en el resultado del hecho de pensar.

Es decir, pasamos de lo sentimental a los racional, y esto de ninguna manera significa abandonar los sentimientos o no tocarlos, sino madurarlos, reflexionar sobre lo que nos pasa, y tratar de hacerlo inteligible para que otros lo capten. Escribir es una operación intelectual compleja; involucra pensar, ordenar conceptos y llenar con ellos una página en blanco con criterios estéticos, es decir no abandonar la belleza y cuidar el estilo. Eso es para mí escribir y significa un desafío maravilloso que supone una comunicación con el lector o con el posible lector. Un libro, un escrito, te acerca a alguien, te lea o no, pero claro, es mejor que te lean. En definitiva, uno escribe para comunicar ideas.


--Contame algo de tu último libro "Hermano Martín".

Hermano Martín es mi primera obra teatral, y digo primera porque quizás me lance a escribir otro drama. Para esta obra me inspiré en Martín Lutero, el reformador alemán del siglo XVI. ¿Qué le pasó a este monje agustino que lo llevó a enfrentarse al Papa León X y al Emperador Carlos V y romper con la unidad religiosa europea? Bien, esa es la pregunta que el libro busca responder. Mucho se ha dicho y escrito sobre Lutero y se dirán más cosas todavía, y siempre se nos presenta a un Lutero diferente, pero yo sostengo que la preocupación inicial de él era estrictamente teológica y espiritual, porque era un hombre profundamente religioso. Lutero se enfrenta a la escolástica y a las prácticas y enseñanzas de la Iglesia sobre la salvación. No a todo. Sostiene que Cristo es el Hijo y es Dios, el centro del dogma de Roma no lo toca, lo que reforma es lo concerniente a la intermediación. No cree que la Iglesia y los sacramentos como la confesión sean capaces de salvar el alma. Cree en la fe o “sola fides” como salvación, un regalo de Dios a través de la muerte de Cristo, que ya cargó con los pecados de todos.

Es decir, la salvación es una gracia o regalo de la divinidad para todos los hombres, independientemente de las obras de los hombres. Yo soy católico, pero en mi familia siempre se escuchó hablar de Lutero con cierto interés. Mi abuela, que era una riojana muy devota, muy católica, me leía de chico historias sobre Lutero, y creo que esas historias quedaron en mi mente y las reproduje en el libro. Me contaba de muy chico que el diablo se le aparecía a Lutero y éste le tiraba un tintero cada vez que lo molestaba. Bueno, estas historias casi de terror, me entretenían a los siete u ocho años y después, siguiendo lo que te dije anteriormente, busqué armar racionalmente una historia o construir un Lutero prácticamente a mi medida. El libro tiene tres actos y en todas las escenas busqué entrar en el corazón del reformador, qué sentía, cuáles eran sus miedos y desarrollé el drama o su drama.


--Siempre te sentiste bien cerca de la historia. ¿Te gusta mucho?

De la Historia vivo, porque soy docente, profesor de Historia y ahora presenté mi tesis de licenciatura. Mi investigación fue la biografía y obra de Gustavo Martínez Zuviría, un escritor y político argentino que utilizó el sobrenombre de Hugo Wast para firmar sus obras. Fue un nacionalista y ferviente militante católico y, a la vez, un escritor de fama nacional y mundial, traducido a más de veinte idiomas. Un hombre polémico. Pero cuando yo hago Historia hago eso, Historia, y cuando hago literatura hago literatura. Las dos disciplinas no se mezclan porque no sale nada de esa mezcla. 

Para la literatura es esencial la ficción, mientras que para la Historia la documentación e interpretación de las fuentes. No tienen nada que ver, aunque ahora con el boom de la llamada “novela histórica” todo se confunde, pero eso es una estrategia de mercado, nada o poco tiene que ver con lo que yo entiendo como novela. Lo que pasa es que se hace una trama sobre el pasado o sobre algún personaje relevante y se lo presenta como novela histórica, pero en realidad es una novela, por lo tanto, es una ficción que utilizó o explotó elementos de la Historia. Así lo entiendo yo.


--Das clases. ¿Cómo es ser docente en estos tiempos que corren?

Ser docente ahora, en los tiempos que corren es complejo, y la pregunta lleva al tema político sí o sí y me gustaría obviar ese tema. No porque no me interesa, pues considero un error no hablar de política, sino porque la gente en nuestra cultura nacional o provincial entiende poco de política y todos somos sensibles al tema, se lo toman a mal o a bien, no lo sé, según los casos y se tergiversan las opiniones. La docencia es una profesión, un trabajo delicado, hermoso y fatal, como el famoso tigre de Borges.


--¿Cuánto tiempo te lleva escribir un libro sobre historia donde hay que investigar, leer?

Cuánto lleva escribir. Bien, yo corrijo más de lo que escribo, me lleva más tiempo corregir que escribir. Es según, porque cuando conocés de un tema tenés material e ideas, que es lo que me pasó con "Hermano Martín", pero cuando no tenés mucho material disponible o no conocés en profundidad un tema o no sabés dónde querés ir, todo se complica. 

Mi novela "Un verano para el diablo", debe ser de mis libros la que más páginas tiene, unas 170 algo así, porque mis libros son generalmente cortos, y hacer un libro corto no es ahorrarse días de trabajo. Decir mucho en poco espacio es pensar y pensar qué decir. Cuando viene la inspiración (que no existe) pero que es lindo reconocerla, escribo mucho y adelanto trabajo, pero cuando no viene, desvarío y pierdo tiempo. Esto pasa porque a lo que llamamos inspiración debemos llamarla disciplina, que es lo que nos simplifica el trabajo.


--¿Cómo nace "Camilo el vampiro bueno"?

"Camilo el Vampiro bueno", seguro, es de todo lo que escribí (que no es tanto) lo que más trascendió. Es una trilogía. Este año la completo, sólo falta imprimirla, ya que las ilustraciones de Lucho Luna están listas. El libro está destinado al público infantil, pero hay simbolismos que el público mayor capta de inmediato. Es una historia que trata sobre el Bien y el Mal desde el mundo de los malos, los vampiros en este caso. Camilo es el menor de la familia Vampiro y es rebelde, es bueno, y así, pone a toda su familia patas para arriba, y lo lleva a conocer a otros vampiros en Villa Vampiria que lo quieren hacer malo. A los chicos les encantó y espero que se siga difundiendo. Yo lo escribí con mucho placer, experimenté cosas muy lindas al escribirlo.


--Proyectos para este 2018. Quizás un nuevo libro.

Proyectos siempre hay. Quiero publicar un libro de poemas que todavía tengo que terminar. También una novela sobre un escritor que inventé, un personaje, un filósofo del siglo XX, al que le suceden un sinnúmero de cosas y escribe libros sobre su tiempo. En fin, son proyectos que aún faltan madurarlos, pero ni bien crezcan, se enterarán.







Agradezco a Ariel el querer estar en mi blog contando lo que escribe, lo que le gusta hacer.

Leticia Teresa Pontoni.

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