ALEJANDRO MANSILLA,un artista multifacético
Escritor, es guionista, y bordador de Alta Costura. Mucho talento cordobés, y argentino. Estudió Dibujo y Pintura en la Escuela Provincial de Bellas Artes "Doctor José Figueroa Alcorta". Su primer libro fue: un libro de cuentos cortos y poemas, "El último consuelo"(de La Strada Ediciones), luego llegarían: "Cuadernos de la intimidad"(Ediciones del Boulevard, 2005), la novela "La Mansión"(Ediciones Malvario, 2010) y luego dos obras: "Cuadernos para no morir": "La hija del jardín", finalista del premio Fernando Lara, 2013 de Editorial Planeta España y "La hija del fantasma".
--Sos multifacético. ¿Qué es lo que más feliz te hace? ¿Ser escritor, guionista, o el arte de bordar en Alta Costura?
Creo que todos mis oficios responden a un mismo deseo, el de llegar al corazón de las personas, intentando impactar ya sea con una frase en uno de mis libros, o por medio de una escena cinematográfica. ¡Y ni hablemos de las emociones de una futura esposa al ver su traje nupcial y descubrir que en todo ese bordado a mano hay algo más que pedrería! Siempre digo que para ser bordador se precisa formación artística y muchos años de aprendizaje, prestando atención a las reacciones de quienes contratan tus servicios y con esa observación potenciar al máximo nuestro esfuerzo. ¡Me encanta que tu pregunta tenga que ver con la felicidad! Soy yo mismo en todas mis actividades y eso me convierte en un hombre feliz.
--¿Por qué te fuiste de Argentina con tu arte?
Desde jovencito quise conocer otros lugares. Primero fue Europa y luego volví a Latinoamérica para instalarme en Brasil, país que caló hondo en mi corazón. Supongo que este ímpetu por armar valijas e instalarme en países extranjeros se debía a un profundo interés por ampliar mi cosmogonía. Me permití hacerlo y hoy esa experiencia es uno de mis mayores tesoros. Con el paso de los años fortalecí el uso del idioma castellano confrontándolo con otros idiomas; ¡cada palabra puede convertirse en un universo!
En cuanto a la moda fue muy importante que viese con mis propios ojos las obras maestras que se producen en el Viejo Mundo y también poder ver el desparpajo y la soltura con la que se viste la mujer brasileña. ¡Todo confluye en un mismo punto! El cine me abrió la puerta para viajar ya que mi primera película participó de festivales internacionales, lo que no sabía que en esa preciosa experiencia se fomentarían a tal punto en mí esos otros oficios que luego fortalecí con total dedicación.
--Contame algo sobre tu libro “La hija del jardín”.
Se trata de una novela que, de un día para el otro, cambió mi vida por completo. Una mañana, viviendo en San Pablo, recibí la noticia de que era primera finalista del Premio Fernando Lara de la Editorial Planeta de España. ¡Imaginate! Una novela que se presentaba a tan prestigioso concurso sin el apoyo de ningún agente literario, ni nada que se le parezca. ¡Se trata de una novela colmada de magia que supo abrirse camino por sí sola! Isabella Cavazza, su protagonista, luego de un trágico accidente doméstico decide recluirse para no volver a ser vista por su esposo, y en ese aislamiento descubre que tiene el poder para no morir si así lo decide. Entonces empieza un viaje del corazón y del alma de esta mujer que prueba el sabor de la metamorfosis.
“La hija del Jardín” es una novela que me ubicó en un lugar privilegiado que muchos escritores sueñan.
--Hay alguien que me ha hablado maravillas sobre vos y la conoces bien. La diseñadora cordobesa Cris Tillard. ¿Cómo se trabaja con ella?
¡Trabajar con Cris Tillard significa comprender el significado de la palabra generosidad! Cuando te tiene en su equipo creativo hace todo lo que tiene a su alcance para cuidarte y sacar lo mejor de vos. Y conmigo no ha sido la excepción. Luego de una jornada laboral con ella, vuelvo exhausto a casa, pero con una satisfacción difícil de explicar. Eso sucede cuando surge una buena química, acompañada de respeto y un genuino reconocimiento. Cris Tillard es implacable y amorosa, y con esta manera de ser te impregna de conocimiento, verdaderamente un lujo estar cerca de ella. Por algo ocupa el lugar que tiene y me aventuro a decir que nadie ocupará. ¡Las personas con luz propia se manejan de este modo!
--¿Estás escribiendo un nuevo libro? Quizás. ¿O ya lo tenés en mente?
Ahora estoy abocado a la presentación en España de mi nuevo libro “Brasyliana”, que será en mayo. En junio y julio la presentaré aquí en Argentina. Es la tercera y última parte de la saga que comenzó con “La hija del Jardín”. Decir que estoy satisfecho con el resultado de tanto esfuerzo es poco. Escribir estos tres libros ha significado entregarme por completo a un proceso creativo que nunca hubiese imaginado que llegaría a tantos corazones humanos, multiplicándose para volver en forma de tanto afecto por parte de mis lectores.
En cuanto a nuevos libros, sí, siempre hay libros comenzados, archivos engrosándose. En los archivos de mi escritorio suele haber dos o tres libros escribiéndose al mismo tiempo.
--¿Has escrito algo para teatro? ¿Otros proyectos?
Nunca escribí dramaturgia, eso es algo pendiente todavía en mi vida.
Lo que sí tengo un adorado proyecto en lo cinematográfico, pero te daré más detalles en otra entrevista porque creo que se merece una exhaustiva conversación cuando ya esté más encaminado.
En este 2019 seguiré haciendo entrevistas en un documental llamado “Encuentro con lectores”, el primer episodio ya puede verse en YouTube. Allí se pone énfasis en la unión emocional entre escritor y lector, lo intelectual queda en un segundo plano para darle lugar a lo que realmente importa, observar y sanear nuestras emociones por medio del agradecimiento.
--¿Cómo comenzaste con el arte de bordar para la alta costura?
Desde muy joven hacía los vestuarios de las obras de teatro en las que participaba. Pero mi primer paso en Alta Costura lo di luego de haber oído por radio que precisaban “bordadoras” para una casa donde hacían vestidos de novias. Tuve la idea de que el dinero ganado en ese trabajo extra, por entonces trabajaba como conserje en un hotel, podría destinarlo a la compra de la obra completa de Adolfo Bioy Casares, que había salido hacía muy poco y era bastante costosa.
Me presenté y me dieron mi primer corsé, prenda que bordé esa misma noche y que presenté al otro día. Cuando vio mi trabajo percibí la sorpresa de la encargada puesto que recién me esperaba a la semana siguiente. Cobré por mi trabajo y salí satisfecho. A la noche me llamaron por teléfono diciéndome que habían puesto en vidriera mi corsé y que lo habían vendido ese mismo día. El llamado era para pedirme que bordara tres prendas más para la semana siguiente. “Si es así”, respondí entusiasmado, “las siguientes prendas costarán el triple de lo que me pagaron la primera”. Hubo un corto silencio, pero era obvio que mi trabajo había gustado y accedieron a que trabajásemos juntos. ¡Ese fue mi comienzo!
Agradecida por la visita de Alejandro a mi blog.
Leticia Teresa Pontoni.
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