MAXIMILIANO GUERRA,alma y corazón de bailarín
El es bailarín y coreógrafo. Director del Ballet del Mercosur. Fanático de River. Tiene su fábrica de arte en su fundación donde tiene a más de 300 alumnos becados con beca completa y otros con media beca.
--Contame por favor de tu pasión por el fútbol que abandonaste por la danza. ¿Cuántos años tenías?
Mi pasión por el fútbol comienza desde muy pequeño, tenía cinco años. Tengo un tío que es mi padrino, era juez de línea, réferi y después veedor de AFA. El me llevaba desde muy chiquito ya que era hiperactivo. Y mi mamá quería que hiciera cosas todo el tiempo y me llevaba a ver partidos de fútbol. Y me llevó a River a que hiciera ejercicios físicos, gimnasia. Vos te anotas como socio del club y tenés que hacer muchos deportes, pero tenes que elegir uno específicamente y yo elegí el fútbol. Y así comenzamos a jugar entre clubes, con equipos. Allí comencé a amar el fútbol.
Para mi el fútbol era lo más. Lo mejor. Soy un gran fanático del fútbol. Me daba mucha felicidad. Y jugué hasta los 13 años casi 14. Fue cuando el club me llamo a entrenar profesionalmente en la 9na. La primera liga de los más chicos. Y con eso obviamente yo estaba fascinado. Pero yo ya había comenzado con la danza a los 10 años.
Durante la semana mi mamá me llevaba a otras actividades: yudo, natación, etc. para que me canse y me duerma más rápido seguro. En uno de esos viajes fuimos a buscar a mi hermana a danza. Y allí descubrí la danza. Y con 10 añitos descubrí algo maravilloso. El ejercicio físico conjugado con la música ya que mi viejo era pianista. La música era algo cotidiano. Un piano de cola. Mi viejo tocaba y la gente venía a tocar con el y a que le hicieran arreglos. Cuando descubro la danza descubro el ejercicio físico y la música, y me fascinó. Y le dije a mi vieja si podía probar con la danza también. Y así empecé a bailar. Mi vocación era la danza. Pero dejar el fútbol no fue algo traumático para mi.
--Pienso que un bailarín nunca deja de practicar, de entrenar su cuerpo. ¿Cuántas horas por día practicas?
Por supuesto. Evidentemente un bailarín como en cualquier deporte de alto rendimiento, aunque a la danza no se la considera deporte,es una forma comparativa de llamarla. Es de alto rendimiento y es muy muy fuerte,constante y muy precisa. Más la concentración de poder armar todo ese físico para cada función con un personaje que debes crear desde otro lugar, no es sólo lo físico. Es el alma, el pensamiento. Tenés que entrenar mucho. No dejas de entrenar nunca. Ya que pueden llamarte por ejemplo la semana que viene para hacer un espectáculo en tal lugar. Las horas depende de lo que resista cada uno.
Si buscas la perfección ni te das cuenta de las horas, no importan las horas, ni las contás. Pueden ser seis, ocho o diez. Yo he estado 12 horas en un estudio con el coreógrafo John Neumeier desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche. Tiene que ver con el deseo y las ganas de cada uno y la voluntad.
--Vos y Patricia Baca Urquiza trajeron a Córdoba en 2018 un espectáculo que se llamó "Fenómeno Frida". ¿Cómo lo recibió el público cordobés?
Sí, es verdad. En 2018 con Patricia hicimos una obra sobre Frida Kahlo y su esposo. Esta obra fue creada por Marlen Puello, una coreógrafa cubana que vivió mucho tiempo en Rosario y fundó el Cuballet Rosario y ahora vive en Estocolmo, hace ya varios años. Una coreógrafa de vanguardia. Y su propuesta fue muy interesante, tremendamente movilizante porque nosotros éramos como Frida y su marido Diego Rivera que eran artistas en el mismo rubro y pareja. Y teníamos obviamente un montón de cosas maravillosas, creativas como artistas, como pareja, y también teníamos muchas turbulencias. Porque los artistas somos todos pasionales, por lo tanto la turbulencia no puede dejar de estar, sino que realmente sucede.
Y el público realmente reaccionaba muy bien, ya que aparte lo que hacíamos también era llamar a las escuelas, a lugares específicos que tenían que ver con el arte de la danza. Previo a la función hacíamos un ensayo y una clase de calentamiento para el espectáculo. Y hablábamos con la gente. Y esto me parecía muy piola e interesante. Contábamos la historia y preguntábamos si sabían quién era Frida Kahlo y quién era Diego Rivera.
Y esa interacción era muy educativa, aparte de ser el espectáculo muy hermoso, muy fuerte, con la historia que tienen ellos dos, una pareja que tuvo una vida muy turbulenta. Y la gente lo aceptaba, lo disfrutaba, y mucha gente se sintió identificado. Fue una gran experiencia.
--Has llevado tu arte por varios escenarios. Si tuvieras que elegir una obra de las que hiciste como la preferida, ¿cuál sería?
Gracias a Dios mi carrera me sorprendió en realidad, mi mundo, lo que me tocaba vivir, y me llevó a bailar absolutamente a casi todo el mundo. Me quedaron sólo dos países donde no bailé.
Pero con la felicidad de siempre ser un pedacito de la Argentina representando lo que somos, ¿no? ,como idiosincracia, como cultura, que a veces acá no lo vemos, pero sí lo tenemos. Nos tenemos que sentir orgullosos. No sólo yo. Hay muchos argentinos que dieron la vuelta al mundo no sólo con la danza, con un montón de otras disciplinas del arte como la literatura, la pintura, el canto, el músico, el compositor, el director de orquesta, hay muchos.
Así que gracias a Dios me siento orgulloso de haber sido parte de esa cruzada. Los artistas argentinos, la cultura argentina está representada en muchos lugares del mundo.
Lo que me preguntas con respecto a qué ballet me gusta más, o sea tengo varios ballets que me gustaron mucho interpretarlos, pero yo siempre pensé que no es lo más importante lo que le gusta a uno, sino como lo puedes hacer. Como uno lo lleva al escenario, hacerlo vivo y que el público lo viva con uno. Porque es lo más interesante. Nuestro trabajo es tratar de llevar al público que está sentado en la platea subirlo imaginariamente al escenario y que viva la historia.
Lo que nos pasa a todos con una buena película, una buena obra de teatro, creo que tiene que ver son eso. Después con respecto al favoritismo de algo, sí obviamente tengo mi ballets preferidos de los que he interpretado: "Espartaco", Romeo de "Romeo y Julieta", Albrecht en Giselle. Porque me parece que mandan mensajes muy sociales y que siempre son muy precisos y no dejan de ser actuales. Siempre preferí esos roles.
Como me preguntabas en las preguntas anteriores, por ejemplo Frida, un personaje que fue real. No es lo mísmo que interpretar a un personaje que fue una fábula o de fantasía. Siempre me gustaron esos personajes que se acercaban a la realidad. Y quizás hacer una lectura de la realidad social, que se vive ahora porque evidentemente fueron creadas en otras situaciones socio-políticas.
--¿Cómo te sentiste dirigiendo el ballet estable del Teatro Colón? Un gran momento de tu vida.
Dirigiendo el ballet del Teatro Colón, por supuesto, que es un momento muy especial en mi carrera. Es un cambio, un pasaje al estar arriba del escenario y luego del otro lado. Le di lo mejor que tenía. Mi sentimiento más profundo fue estar ahí. Le di todo de mí. Conseguí muchas cosas. Me sentí muy bien. Claro, es muy difícil para una persona que fue independiente desde los 19 o 20 años, entrar a trabajar en un lugar estatal donde te encontras con un montón de bloqueos y cuestiones sindicales, cuestiones de usos y costumbres. Son barreras difíciles de saltar.
Hicimos una buen gestión junto a Myriam Barroso que era la co-directora y con la gente que trabajó con nosotros, que fue fiel, en un punto. En un punto importante digo, no digo un punto como un punto nomás. Porque en esos lugares sino tenés el conocimiento del mecanismo que tienen para funcionar, te encontras no con una barrera, sino con miles. Entonces era muy importante dónde, cómo y qué se podía hacer.
Así que nada, me sentí más que bien. Creo que dejé una herencia importante en cuanto a lo que después que nos vamos los directores cuando nos vamos, en cuanto a lo que fue lo que tenían en las manos y lo que dejaron ir.
--¿Dirigiste también el ballet de UNCuyo(Universidad Nacional) de la ciudad de Mendoza? ¿Cómo fue trabajar allí?
Mira, es así el tema. Yo no dirigí totalmente el ballet de UNCuyo. Montamos esas obras. Primero fue Romeo y Julieta, y luego volví a dirigir El lago de los cisnes. La directora del ballet nombra a quién dirigirá la obra. Fuimos de nuevo con Myriam Barroso.
Es un ballet que trabaja part-time. Trabajan muy pocas horas al día ya que les pagan muy poco. Y no pueden vivir de eso. Tienen un horario determinado. Y luego tienen otros trabajos. Uno de los bailarines es cajero de un supermercado, otra de las chicas da clases de ballet, otro hace trabajo de remisero. Hay artistas diferentes que no viven del ballet y que tienen esta capacidad de poder ser responsables y ser entregados. Y su entrega es muy importante ya que en pocas horas deben hacer mucho para que con los días de ensayo se llegue a las funciones.
Pero por otro lado te encontras con seres humanos que la tienen que remar y mucho. Entonces el sentimiento que yo tenía era, bueno, yo tenía que comprender que dentro de lo que es la exigencia del ballet clásico y de dirigir una compañía, aunque sea por una producción, debía comprender que estos pibes , esto chicos y chicas se iban a hacer otra cosa. y entonces me encontraba muchas veces en disyuntivas.
Pero me encantó trabajar en UNCuyo. Me fue bien la primera vez, luego en la segunda vez. Son lugares donde la cultura está presente. Una provincia como Mendoza donde la cultura está muy presente. Pero como todo, hay que darle una vueltita de rosca para que sea una salida laboral. Que no sea como lo que decía antes, bueno, hay una canción muy famosa que dice: "te voy a dar con la guitarra en la cabeza, porque no podes ser músico..." La música y la danza tienen una salida laboral. Hay que conseguir eso.
--¿A qué grandes artistas del ballet has admirado en tu vida o admiras de los más jóvenes que van surgiendo?
En mi vida yo admiré a muchos bailarines y bailarinas. Uno no tiene en este caso que diferenciar por sexos. Si es bailarina bailarín.
Yo creo que hay grandes artistas, desde Alicia Alonso como una gran bailarina técnica que hizo unas repercusiones muy importantes, pero sobretodo Maia Plisetskaya, Natalia Makarova con quiénes compartí escenario y trabajo en sala que es lo más importante.
Por supuesto Nureyev fue un mentor muy grande para mí. Yo soy un agradecido con Rudolf Nureyev, por la mano y el empujón que me dio en la carrera en Europa.
Admiro mucho a Vladimir Vasiliev, y ahí si, no sólo lo admiro como bailarín, ni por lo que hizo en su carrera, sino como persona también, con una sensibilidad tremenda y una humildad muy grande.
Creo también que hay gente que ha crecido muy bien. Marianela Nuñez, que es una argentina que triunfa en el mundo, que está en el Royal Ballet de Londres, y Herman Cornejo, que trabaja y hace muchísimos años que está en el American Ballet Theater.
Marianela es una bailarina que nunca dejó de ser de su barrio San Martín. Viene todos los años a hacer galas benéficas. Esa humanidad es lo que te hace un gran artista. Un gran artista no puede estar despegado de la realidad de la vida, ni de la política, ni de la parte social que tenemos en el mundo entero.
Esos son los que siempre admiré a Makarova, a Maia Plisetskaya, a Rudolf Nureyev y Vladimir Vasiliev. Y ahora admiro de los jóvenes, a Marianela Nuñez y Herman Cornejo.
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Agradezco a Maximiliano el haber aceptado visitar mi blog. Hermosas las respuestas.
Leticia Teresa Pontoni.
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