GRACIELA BORGES,gran actriz, gran corazón


Cada día de esta cuarentena ella camina por su jardín, medita, lee mucho y ve muchas películas y series. Da gracias por todo y a todos. Sufre por los demás. Ha sabido sortear muchas cosas que la vida y su profesión le trajeron. Una gran actriz, una gran persona. Es feliz con su vida, con su hijo Juan Cruz Bordeu y su nieta María Jesús. 

¡Luz, cámara, acción! Con ustedes, la señora Graciela Borges. 


--Contame por favor alguna anécdota, tendrás tantas, de tus películas. La que quieras, la que te guste.

Bueno, es difícil decir alguna anécdota de las películas. Han sido tantas. Y en realidad son los padeceres o las alegrías. Padecer también es una forma de creación. Uno, hay un momento dado que se cansa. Yo trabajé teniendo tuberculosis cuando era chica en una película que se llamaba "Zafra". Tenía 16 años y me levantaban a la madrugada, cinco de la mañana para poder darme una inyección para que me bajara la fiebre y así completar la película ya que estábamos lejos en La Quiaca, Jujuy. Y había que terminarla, así que hay muchas anécdotas. Esa fue una de las primeras. 

Y una de las últimas es el frío, el cansancio y la alegría al mismo tiempo con que hicimos "El cuento de las Comadrejas" con Campanella donde trabajamos con ropa muy finita desde la madrugada porque el sol se ponía rápido, eran puros exteriores. Había que terminar antes de las 3 o 4 de la tarde. Era invierno y nos levantábamos muy temprano. Había 2 grados o 3 grados. Y la alegría de los compartires de la noche cuando nos íbamos a comer todos. Estábamos tan lejos en un hotel, una hostería. Eran un amor, pero hacía realmente mucho frío. Frío, calor, pero la alegría de estar con los compañeros fue grande.



--¿El personaje de la película El cuento de las Comadrejas te gustó apenas leíste el guión?

El personaje de la película de las comadrejas me gustó enseguida. No era fácil porque había que darle una especie de vuelta, porque tenía mucha sinuosidad. Era como un personaje que tenía otras aristas. Tenía que hacerla más grande, parecer más grande que yo, teníamos que pensar como envejecerla, las marcas del tiempo. Como ella ya estaba marcada por esa sensación de pérdida de la gloria que había vivido encerrada en un caserón. Lo único bueno que tenía de verdad es mucho humor, contrariamente a la película anterior, tan buen film "Los muchachos de antes no usaban arsénico" que hizo este hombre  maravilloso, este maestro que fue José Martínez Suárez. 

Y todos los compañeros fueron muy divinos. Y cuando empezamos a grabar yo enseguida intuí que íbamos a hacer muy buenos trabajos. Hasta que llegó también Clara Lago, la española que incorporó una cosa muy buena donde ella además hacía de porteña, argentina, y era una gran esfuerzo para ella, y le salió magnífico. 



--Trabajaste con grandes y enormes directores de cine. ¿Cuál es tu favorito? ¿O todos lo son?

No puedo nombrar un director. Torre Nilsson me hizo amar la cámara, me enseñó como se veía en cámara, como no tenerle miedo a la cámara,como podía estar relajada y actuar bien a pesar de la imposición, de lo que es una filmación, que al principio yo tenía 16 años cuando hice "Fin de Fiesta". El fue un maestro para mí. 

Después lo es Favio para mí, con toda mi alma. Todos me han dado una maestría diferente. 

Raúl de la Torre que es una persona enorme en mi vida con el que trabajé muchas veces, tuve muchos films, y me filmó como nadie. 

La gran Lucrecia Martel, que con elle hice uno de los trabajos que más me importó hacer, que fue "La Ciénaga". 

Pero en realidad, te diría que de todos, de todos hasta los films que un poco menos me gustaron o que me guste menos yo fueron de verdad una enseñanza, como todo en la vida.



--En estos tiempos que estamos viviendo, que hay tanto tiempo para tantas cosas. ¿Estás leyendo algún nuevo guión de alguna película? Me imagino que debes tener varios.

No, no estoy leyendo nada que tenga que ver con el cine. Estoy viendo cine, viendo series, casi siempre cine.  Volví a ver "La fiesta de Babette" ayer por ejemplo, que es una película conmovedora. 

Y no estoy leyendo guiones, los dejé en Buenos Aires, porque este es un tiempo en que no estoy pensando en el cine, la verdad que no.  
Si pensara en algo que quiero, haría otra vez un espectáculo que hice durante 3 o 4 años con videos divinos, una cantante absolutamente genial Adriana Barcia. Lo hice por todo el país, por Uruguay también. Y fue la verdad una de las cosas que más feliz me hizo. Tiene poemas, videos de películas mías, cuentos preciosos que alentamos al público a que se ría, a que piense, poemas extraordinarios, canciones divinas. Hasta yo también cantando un tanguito. Hemos sido muy felices con eso.

Guiones no tengo ninguno, rechacé tres antes de empezar esta pandemia, dos eran excelentes, pero te vuelvo a decir no es un momento en el que yo tenga ganas de hacer cine.



--¿Qué se siente cuando salis a almorzar o cenar y se te acerca una avalancha de chicos y chicas muy jóvenes a saludarte, a hablar con vos, a pedirte la famosa selfie?

Sí, en general los chicos sobretodo los que hacen cine claro, y los que ven cine. Que es casi una moda, que es un arte que está tan viviente, tanto en la juventud, y tantos alumnos de cine como hay, ¿no? Eso no es una moda, es un sentimiento de realización que tienen. Sí, yo tengo seguidores muy muy jóvenes. Lo mismo me pasa en Twitter. Me mandaron en Twitter una nota que decía: "Si usted quiere saber, la mayoría de sus seguidores, es impresionante, tienen  menos de 35 años. 
A veces me doy cuenta, claro, por ejemplo cuando estaba yendo a Mar del Plata hace unos cuantos días atrás, paré en una estación de servicio y vinieron corriendo chicas chiquitas de 8 y 10 años. Yo digo, bueno, esto no será por mí. Nos sacamos una selfies. Me está pasando mucho eso. Es que ven en televisión mis películas, y ven mucho Comadrejas, lo han visto mucho últimamente. Y les gusta mucho. Pasa eso. A mí me alegra. Yo no tengo un ser del ego muy alimentado. Lo estuve perdiendo a través de tanto camino recorrido desde los 14 años hasta acá. Lo tomo todo con suavidad y alegría. No me desborda. No creo que eso me haga diferente de nadie.



--¿Y la cuarentena como la vas pasando? Quizás leyendo libros, viendo películas, series.

La cuarentena la paso leyendo, creo que ya algo te conté. Caminando, no dejo de caminar, de tratar, tengo la suerte de estar en un lugar donde hay jardín.De casualidad, porque yo iba a volver a Buenos Aires y me fui quedando acá. Bendigo porque pienso en toda la gente que está viviendo tan mal este momento, hacinados, gente que tiene que salir a comprar comida porque no le alcanza el dinero dos veces o una vez al día, y que no puede quedarse tranquilo y quieto en un sitio. Uno es un bendecido, todos nosotros tenemos más que el 80% de la humanidad. 

Estoy leyendo mucho policial, porque me encanta lo policial. Ahora los autores suecos, veo films, medito, estoy haciendo unas técnicas de respiración nuevas que me gustan mucho. Y la verdad que estoy en paz dentro de todo lo que es, digo, el miedo es algo que paraliza mucho, y estoy trabajando mucho sobre eso. Porque se, hay un maestro mío espiritual que se llama John Roger que dice que si atravesas el miedo  estás en el gran banquete de la vida. Y creo que realmente es así. Creo que si nos aterramos, intentemos no hacerlo, porque si nos aterramos hay algo que contamina, y que nos hace perder un estado de gracia que deberíamos conservar, y de paz, y de tranquilidad. Como cada uno pueda, y sino es así que intente revertirlo o pensar. ¿Pequeñas cosas de la vida que son importantes no? Los pequeños modos hasta tontos que parecen tontos  de la alegría, bailar, cantar, jugar con un perrito, dar gracias a Dios, iluminarlos. Sonreír, que es un acto que atrae mucho las endorfinas y uno se siente mucho mejor.



--Te digo un nombre y vos decime lo que pensas de esta persona. Yo se que la querés y admiras mucho. Lucrecia Martel.

La última pregunta es acerca de alguien que amo que se llama Lucrecia Martel, que es una de las grandes directoras del mundo, a quién yo adoro, soy su amiga, voy a su casa. La veo seguido, la quiero, es una creativa como no he visto otra. Realmente es un ejemplo de mujer y de amiga. 
A veces en un grupo que tenemos de sus actrices de todas sus películas, nos ha cocinado, es ir a su casa, con esa calidad y esa inteligencia de sus historias, y de su compañía y de la gracia que tiene, y de la alegría que nos da. No una alegría fingida, sino un compartir amoroso no. Como directora, como mujer y como artista es una bendición. 








Agradezco a Graciela por su amabilidad al decir que si. Un orgullo que haya aceptado estar en mi blog. 

Leticia Teresa Pontoni.

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