ENRIQUE LLAMAS DE MADARIAGA, por siempre periodista
El es periodista, locutor y escritor argentino. Se fue a vivir a Uruguay junto a su esposa la periodista Denise Pessana. Pero extraña muchas cosas de su país y vuelve a veces, pero por pocos días.
Trabajó en radio, televisión. Fue director periodístico de Radio Rivadavia. Ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera. En 8 preguntas esta vez, ya que siempre hago 7, el nos cuenta muchas cosas vividas en su carrera.
--Quisiera saber tu visión sobre que te parece que sucederá después de la guerra que se está viviendo entre Rusia y Ucrania pero que repercute acá y en todo el mundo.
Lo que puede pasar con esta guerra para mi es inimaginable, es inimaginable porque ahora todo es a nivel global. Y yo tengo miedo que las cosas vayan escalando y se llegue a la guerra de no volver.
Es cierto que cuando apareció la ballesta dijeron "se acabó el mundo", después la pólvora "se acabó el mundo", después el bombardeo aéreo "se acabó el mundo". Pero esta vez creo que sí, que si hay una guerra nuclear se acaba el mundo. Yo espero, espero la sensatez. Evidentemente el Sr Putin es un desquiciado. Tuvo otros medios, pudo hacerlo de otra manera. Pero es un pequeño dictador imperial que sueña con el imperio ruso. Acordate que dijo que una de las mayores desgracias del siglo fue que se haya disuelto la Unión Soviética. Y la disolución de la Unión Soviética fue simplemente darle libertad e independencia a los pueblos que siempre la han tenido. En el caso de Ucrania es anterior su creación a la misma Rusia, muy anterior. Y yo creo que hay que respetar esos temas. Pero no sé cual puede ser el desenlace. Ojalá que sea un desenlace pacífico, justo. Y que cada uno ceda por supuesto. Pero le tengo mucho miedo a que aparezca un loco como Putin de algún otro lado y apriete ese botón y que sea el final.
--Denise y vos viven en Uruguay. Pero seguramente se extraña mucho de Argentina. ¿Qué extrañas del día a día de Argentina?
Extraño del día a día de nuestro querido país, primero tengo todos mis afectos allí. Después tengo toda mi historia allí. Después tengo a mis hijos, a mis nietos, tengo como 15 nietos. Y extraño a mi gente, sus comidas. Extraño todo. Pero acordate que me robaron la casa íntegra, me desvalijaron estando a media cuadra de la garita presidencial. Y unos días después en la autopista panamericana me balearon el auto. Yo adentro manejando. Cuando vio el impacto, mi mujer Denise, de la bala me dijo, Enrique ¿qué estamos haciendo acá? Y ahí decidimos irnos. Ya era demasiado.
--Fuiste secretario de redacción en Clarín. ¿Cómo eran esos años de trabajo?
Sí, fui secretario de redacción de Clarín. Fui el secretario de redacción más joven que tuvo Clarín. Yo tenía 22 años cuando me hicieron secretario de redacción. Esos eran años muy importantes para mí por supuesto. Ahí empezaba yo con todo el ímpetu, con toda la furia y la pasión que ponemos los periodistas cuando entramos a un medio. Pero las diferencias eran que había un cursus honorum en aquellos tiempos. Vos empezabas siendo reportero, después de reportero te ascendían a cronista, después de cronista a redactor que era importante ya. Ahora entran todos a los diarios, a las radios y son todos editorialistas, gestores, vectores de opinión y en mi época simplemente éramos intermediarios entre la noticia y la gente.
--Un día que no trabajas o es feriado, perdón pero yo te imagino trabajando siempre. Me parece. ¿Qué haces cuando no trabajas?
Cuando no trabajo, escribo. Me escribo con mis hijos, con mis nietos mucho más. Ya son grandes. Tengo nietos de 33 años, tengo un bisnieto también. A veces pinto. Aunque ahora hace un año que no lo hago. Esta pandemia me hizo muy mal, me golpeó mucho.
Y después leo, leo. Sobretodo leo. Y estoy volviendo a leer los libros de mi adolescencia. Aquellos que me formaron. Descreo un poco de estos autores modernos. Quiero volver siempre a las bases, y es lo que hago. Leo permanentemente.
--Publicaste tu libro "Serás periodista". ¿Cuánto tiempo te llevó escribirlo?
En realidad la publicación, la impresión del libro fue un regalo que me hicieron mis hijos. Yo viajaba mucho. Tenía un trabajo en la United Press International, después trabajé en la France-Presse. Y andaba girando permanentemente. Además como a mi me, no se si recordarás, me torturaron y la pasé muy mal cuando empezó el gobierno militar, por suerte tengo un amigo que me dijo tengo un trabajo para vos, no toques nada de lo argentino, andate al exterior. Y así me pase años en el exterior. Y volvía a mi casa y le contaba a mis hijos hoy comí con Khadafi, hoy estuve con Isaac Rabin comiendo, y no les importaba ,claro tenían 14, 15, 18 años. Y solamente estaban pensando adonde iban a ir el sábado. Estaban en otro mundo. Entonces escribí algunos apuntes y los iba guardando, almacenando. Y un día mis hijos lo descubrieron y me dijeron: "Hace un prólogo que te vamos a hacer un regalo". Y ese fue el regalo. Así salió mi libro.
--¿Volverías a vivir a la Argentina?
Sí, volvería a vivir a Argentina. No, en estas condiciones. Cada vez que voy a Argentina estoy unos pocos días y vuelvo, veo que hay tanta agresión, tanto enfrentamiento, tanta intolerancia, que se me hace muy difícil. Yo soy, fui siempre un hombre de diálogo, y no hay diálogo en la Argentina.
Una vez me dijo Borges, y esto lo repito porque me acuerdo siempre de el. Me dijo: "Mira Enrique, los argentinos quieren tener la razón de manera triunfal". O sea quieren que sea la única razón. Su propia manera de pensar y esa es una verdad inexorable. Y esto no es así.
Después con respecto a los periodistas Larry King dijo en Estados Unidos: "Nunca aprendí nada mientras era yo quien hablaba", que es lo que yo trataba de hacer. Y hoy se habla más de lo que se pregunta.
Pero sí volvería. Lógicamente pediría que cambien esas condiciones. Volvería porque es lo mío, es mi patria.
--Has entrevistado a grandes personalidades de nuestro país y de otros países también. Pero quisiera que me cuentes cuando tuviste la enorme suerte de estar al lado de la Madre Teresa. Un personaje inolvidable me imagino.
Sí, verdaderamente un personaje inolvidable. Estuve todo un día con ella, de la mañana hasta la tardecita. Era un ser que lo veías aparentemente frágil. Pero no era frágil. Era de una estatura interior increíble.
Me dio una definición que la puse en el libro que me golpeó mucho. Le pregunté sobre sus experiencias, lo que había visto en la vida. ¿Qué es esto para usted, qué es el hambre? le pregunté. Y ella dijo: "yo le voy a explicar qué es el hambre. Una vez en Bombay un chico me pidió pan, me pidió que comer. Y yo le conseguí un pan. La mitad del pan el chico se lo guardó en el bolsillo y yo le dije: Podes comerlo todo". Y el chico le contestó a la Madre Teresa: "¿Y qué hago con el hambre de mañana". Eso es el hambre. Fue una cosa desgarradora. Mira lo que habrá sido el hambre para ese chico que venció a su ansiedad, el recuerdo de lo que era tener hambre. Por otra parte la Madre Teresa era de una dulzura incomprendible. Tenía ganas de tocarle las manos siempre y yo se las tocaba. Fue uno de los regalos que tuve en este oficio.
Y en este oficio también tengo frustraciones. Mi frustración es Mandela. Mira que he hecho notas en distintos lugares, durante años por el mundo. Y siempre pedía "quiero ver a Mandela". Varias veces estuve a punto de hacerlo, pero siempre algo ocurría que me lo impedía. Alguna cosa más urgente, murió el Papa, o lo asesinaron. Y allá volaba yo. Esa es mi frustración. Y la Madre teresa fue uno de mis grandes placeres.
--¿Por qué te fuiste de Argentina?
Me fui de Argentina muy a pesar mío porque ya me era imposible la vida allí. Primero tuve problemas en el canal. Me decían que yo no era dócil. Y esto era porque daba las notas al aire o la información al aire sin consultarlos. Y querían saberlo todo. Me imagino que para decirme esto si o esto no. Y antes que pase eso yo iba y lo decía directamente al aire. ¿Con que terminó eso? Bueno, que me di por despedido.
Después en Radio Rivadavia. Me decían:" Baja un cambio, no estés mal con el gobierno. Le estás dando fuerte al gobierno, cambia el tono, etc". Un día me dijeron: "Mira, la publicidad de la radio depende mucho del gobierno. Y si vos cambias, esa publicidad incluso se puede aumentar". Y yo dije no es posible ni hay derecho a que la gente que está trabajando en esta radio dependa o no de mí, así que me voy, hagan ustedes lo que quieran. Tomen toda la publicidad que quieran pero no cuenten conmigo para ser cómplice. Y mira que paradoja, ¿no? Hoy es la radio más opositora que tiene la Argentina, Radio Rivadavia. Yo fui director muchos años ahí.
Gracias a Enrique por su amabilidad para responder mis preguntas y visitar mi blog ya que da muy pocas entrevistas.
Leticia Teresa Pontoni.
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